lunes, 12 de marzo de 2012

Capítulo 19.

URGENTE:Gente, ¿sabéis lo que le pasa al foro de purplerose? No me deja comentar ni siquiera en mi página.  Si alguien lo sabe, decidme. Es agobiante no poder comentar.

SAM.
- Qué maldito bocazas soy...-gruñó por lo bajo.
- Fran-dije pausadamente.- ¿Quién le hizo daño?- Podía aparentar calma, pero, por dentro, estaba furioso.
- Sam, déjalo estar.
- ¡¿Cómo que qué lo deje estar?!- estallé, joder. Duré poco, lo sé. Pero no quería esta mierda, ¿por qué coño no me lo dice?
- Cálmate, muchacho- vino hacia mí e intentó tocarme pero me alejé. No estaba seguro de poder contenerme y no pegarle. Necesitaba pegar a alguien.
- ¿Qué le hicieron?- pregunté sin gritar. No quería que Zoe viniera y viera esto, interrumpiendo.
- No es algo que te pueda decir yo. Te lo tendrá que decir ella- dijo Fran con los ojos llorosos. Mierda, si va a llorar es que es algo gordo. Se le escaparon do lágrimas, que secó furiosamente con las palmas de sus manos. Rió.- Soy una nenaza. Cuando planeé esta charla, no me vi llorando a mí, sino a ti- tragué en seco. Había olvidado lo imponente que era.- Pero bien, tampoco te vi así.
- ¿Así?- ya había desistido; no me iba a decir nada sobre lo de Zoe. Era mejor no cabrearlo.
- Sí, te había imaginado como todos. Que sólo van a lo que van- dijo.- No te imaginas los culos que tuve que patear.
- Gracias, supongo- ¿Supongo? Te acaba de decir que te acepta, más o menos, y tú sólo dices <<Gracias,supongo>>? Acojonante. 
- Trátala bien- dijo viniendo hacia donde estaba yo. Bueno, mejor dicho: amenazó.- Sino, ya sabes, te patearé el culo- dijo palmeándome el hombro.- Y, créeme, lo disfrutaré.
- No hará falta, señor- y ahí voy yo, otra vez, con el <<señor>>. ¿Soy gilipollas?
- Fran. Llámame Fran- dijo cansinamente.- Bien, ¿adónde llevas a Zoe?- dijo cambiando radicalmente de tema.
- Teníamos pensado en ir a dar una vuelta- dije vagamente.
- Bien, bien. En casa a las diez. Aunque esté trabajando, sabré si ha llegado a tiempo; no intentéis engañarme- lo último lo murmuró amenazadoramente.
- No te preocupes, señ...Fran.
- ¡¡Zoe!!- gritó mirando hacia las escaleras.- ¡Mueve tu culo y baja hasta aquí!- ella bajó corriendo, enfadada.
- Al fin os dignáis a llamarme.- se cruzó de brazos. Así, se le notaban más sus pechos. Mira para otra parte.- Ya estaba por bajar a ver si os habías matado.
- Tranqui- le dijo Fran.- Te lo repito a ti también: a las diez en casa.
- ¡Gracias!- Zoe corrió a abrazarle.
- ¿Nos vamos?- le pregunté. Me moría de ganas de estar con ella, a solas. 
Entrelacé su mano con la mía para irnos de allí. La junté con la suya como si, de la nada, ella fuese a desaparecer. Tenía miedo. Sí, miedo. Miedo a que este maravilloso sueño acabase.