jueves, 15 de septiembre de 2011

Capítulo 3.

ZOE.
Mmmm, ese Sam si que está bien. Las siguientes clases me las pasé echando miradas furtivas hacia él. Solté un profundo suspiro.
¡RIIIIIIIIING!
Bien, acabo el día de hoy, me iré a casa con Jacobo, ya que quiere saber donde vivo. Me encanta ese chico, pero solo somos amigos, y tampoco es que quiera más. Es guapo, sí. Inteligente, también. Y muy, muy simpático. Pero no me atrae, además es mi primo...
Pero ese Sam...Mmm. 
-Bueno a ver, es hora de irse- me dice Jacobo.
-Sí espera a que recoja- le digo con una sonrisa.
-Eh, chicos, ¿adónde vais?- ¿cómo se llamaba? Ah, sí, Daniel. Estaba tan absorta con Sam que ni siquiera me fijé en él.
-Uh, Jacobo me va acompañar a casa.
Miré a Sam que venía detrás de Daniel y no sé si fue mi imaginación o en sus ojos vi un atisbo de celos.
-Sí, nosotros, nos vamos. Nos vemos mañana chicos.- les dijo Jacobo y empezamos a caminar.
-¡Adiós!- nos gritaron ellos.
Salimos afuera y emprendimos el camino de vuelta a casa con un silencio cómodo, hasta que Jacobo lo rompió.
-Bueno, ¿qué te ha parecido el insituto?- me dijo con una sonrisa.
-No está mal, pero ya sabes que a mí nunca me gustó ir a clases.
-Lamento que no te hayas podido presentar a la clase.
-No pasa nada, me presentaste a dos.
-¿Y qué te parecieron? Son mis mejores amigos- dijo eso con orgullo y me pregunté que tendrían de especiales.
-Por lo poco que hablamos me cayeron bien, no están mal.- Sobre todo Sam, Dios, ese chico me va a volver loca.
-Espero que os llevéis bien. 
-Yo también lo espero.
-¿Y qué tal está David? Hace mucho que no lo veo- dijo cambiando de tema.
-Ah, bueno, tu te fuiste antes de que empezáramos a ser novios.
-¡¿NOVIOS?!- gritó parándose en seco.
Me reí por su expresión.
-Sí...Novios...- le contesté entre risas.
-Así que al final se te declaró.
Ese fue mi turno para sorprenderme.
-¿Entonces ya sabías que le gustaba? ¿Por qué no me dijiste nada?
-Era mi amigo y me lo contó, sé como guardar un secreto.
-Bien...
Llegamos a mi casa y se la enseñé pero se fue pronto porque tenía que llegar temprano a casa sino sus padres le reñían.
Padres.
Nunca sabré que se siente al tener un padre, no me puedo quejar ya que tengo a Fran, pero me gustaría saber que se siente.
Si ellos estuvieran vivos no nos tendríamos que haber mudado, ni Fran tendría que hacer de padre. Yo sé que le molesta, aunque no me lo diga. Sé que el no tuvo una infancia feliz ya que empezó a trabajar después de las clases para ganar dinero para irnos cuando cumpliera los dieciocho. Que es lo que hicimos.
Mejor no pensar en eso, bueno, es hora de hacer los deberes...

No hay comentarios:

Publicar un comentario